Por qué necesitamos un proyecto de ley bipartidista sobre stablecoins – Gillibrand

Durante el último siglo, Estados Unidos ha reinado como la superpotencia económica mundial. La clave de este poderío económico sostenido es un entorno regulatorio que fomenta y posibilita la innovación tecnológica. Desde los semiconductores hasta las computadoras personales y el internet 1.0 y 2.0, las empresas estadounidenses han liderado el desarrollo de tecnologías de vanguardia porque nuestro país empodera a sus constructores y creadores. Desafortunadamente, en lo que respecta a Web3 – la próxima generación de internet basada en blockchain, activos digitales y criptomonedas – estamos rezagados y corremos el riesgo de quedarnos aún más atrás.

En 2023, la Unión Europea se aprobó una regulación integral de criptomonedas [americanbar.org], y numerosas disposiciones significativas entraron en vigor el pasado verano. El banco central de China ha sido promoviendo su yuan digital [forbes.com], que amenaza el papel del dólar estadounidense como moneda de reserva global. Estados Unidos solo observa, mientras nuestros oponentes mueven piezas en el tablero de ajedrez.

Es absolutamente esencial para el futuro de nuestro país que Estados Unidos promulgue regulaciones claras y sensatas sobre criptomonedas que fomenten la innovación y mantengan los empleos de Web3 dentro de nuestras fronteras, protejan a los consumidores y preserven el dominio del dólar estadounidense.

Deberíamos comenzar con las monedas estables.

Para los recién llegados, las stablecoins son criptomonedas cuyo valor está vinculado a monedas nacionales o activos financieros de alta calidad. Esto les confiere estabilidad y les permite desempeñar un papel crucial en la economía digital, donde combinan la rapidez y bajo costo de transacción de los activos digitales con la estabilidad de precios de las monedas de reserva tradicionales. Estados Unidos ya está desempeñando un papel importante en este ámbito. Según un informe, más del 95 % de las stablecoins están “vinculadas al dólar estadounidense.”

Los numerosos casos de uso de las stablecoins les han ganado apoyo por parte de los responsables políticos a lo largo del espectro ideológico. Los conservadores valoran sus capacidades de pago de bajo costo, sin fricciones e instantáneas, que pueden reducir costos para comerciantes y consumidores, además de fomentar nuevas empresas y la actividad económica. Los progresistas aprecian su uso para reducir el costo de las remesas y llegar a las personas con acceso limitado o nulo a servicios bancarios, así como su capacidad para aumentar el acceso a servicios financieros básicos.

Debe reconocerse que, al igual que con cualquier nueva tecnología, las stablecoins enfrentan desafíos. Algunas stablecoins, respaldadas por algoritmos complejos en lugar de una moneda de reserva estable, han colapsado debido a fallas en su diseño. Además, a diferencia de los depósitos bancarios, las stablecoins no cuentan con la protección del seguro FDIC, lo que genera riesgos en caso de que el emisor quiebre. Si bien se han planteado inquietudes respecto al lavado de dinero, las stablecoins no son utilizadas para este propósito más que el efectivo tradicional. Sin embargo, para que el público confíe en las stablecoins y para que las empresas las adopten, necesitamos regulaciones claras que proporcionen protección al consumidor, regulen a los emisores y prevengan el lavado de dinero.

La Ley Bipartidista para Guiar y Establecer la Innovación Nacional en Stablecoins de EE. UU. (GENIUS), que Presenté el 4 de febrero junto con los senadores Bill Hagerty, Cynthia Lummis y Tim Scott, abordará estos desafíos y creará un entorno regulatorio claro que permita que el entorno de las criptomonedas prospere.

Protege a los consumidores al exigir a los emisores de stablecoins cumplir con estrictos requisitos de reservas, requiriéndoles mantener reservas uno a uno en efectivo y equivalentes de efectivo. El proyecto de ley prohíbe la emisión de stablecoins algorítmicos no respaldados, cuyo colapso ha provocado pérdidas sustanciales. Para abordar su uso con fines ilícitos, exige que los emisores aprobados de stablecoins cumplan con las normas estadounidenses contra el lavado de dinero y sanciones. Finalmente, el proyecto de ley aclara las normas sobre la administración y el procedimiento en caso de que un emisor de stablecoins experimente insolvencia.

Aunque este proyecto de ley sin duda será ajustado a medida que avance en el Congreso, ya ha recibido aportes de una amplia gama de partes interesadas, incluidos participantes de la industria, expertos académicos y reguladores federales. Es un verdadero esfuerzo bipartidista que impulsará a los innovadores y desarrolladores mientras simultáneamente erradica a los actores malintencionados.

Sentar las bases para el próximo siglo de excepcionalismo estadounidense es una misión que debería unirnos a todos, y posicionar a Estados Unidos a la vanguardia de la próxima iteración de Internet es clave para ese objetivo. Las stablecoins ya están desempeñando un papel importante, y es fundamental que actuemos ahora para mantener nuestra posición como líder en competitividad económica global.